La llegada de miles de personas migrantes de forma irregular a las costas de Canarias ha hecho que muchos medios y políticos se lancen en tromba a hablar de una “crisis migratoria” en las islas, utilizando las cifras de forma interesada fuera de contexto.
Sin embargo, la investigadora experta en derechos de las personas migrantes Lucila Rodríguez-Alarcón argumenta en un reciente artículo que hablar de “crisis migratoria” es un discurso no solo no se sostiene, sino que es una narrativa que responde en realidad a intereses sesgados, no a la situación real.
Tabla de contenidos
- 1. Las cifras de 2023 en Canarias ya se dieron antes sin considerarse crisis
- 2. Canarias tiene capacidad turística e infraestructura para recibir población
- 3. Las cifras de inmigración se utiliza fuera de contexto
- 4. Los migrantes irregulares no son mayoría de los que llegan a España
- 5. La inmigración es imprescindible para sostener el país
- ¿Quiénes tienen interés en sostener el relato de que la inmigración colapsa al país?
Analicemos entonces con datos objetivos las cinco claves que explican por qué hablar de “crisis migratoria” en Canarias o en España es, más bien, un relato interesado.
1. Las cifras de 2023 en Canarias ya se dieron antes sin considerarse crisis
Si bien las llegadas irregulares de 38.000 personas migrantes a Canarias en 2023 suponen un récord en un año para el archipiélago, Rodríguez-Alarcón recuerda que no son tan extraordinarias si las comparamos con otros años y rutas migratorias a España.
En concreto, la investigadora pone como ejemplo que en 2006 llegaron a Canarias 31.600 migrantes, en el contexto de la llamada “crisis de los cayucos”. Es decir, hace 15 años se registró una cifra muy cercana a la de ahora.
Asimismo, contextualiza que en 2018 entraron de forma irregular por las diferentes rutas marítimas un total de 60.000 migrantes, superando ampliamente a los 38.000 de 2023. Un volumen mucho mayor que el actual y que sin embargo no desató la alarma social de crisis humanitaria que intentan crear artificialmente ahora.
2. Canarias tiene capacidad turística e infraestructura para recibir población
Otro aspecto importante que pone de relieve la columnista es que el archipiélago canario tiene capacidad tanto turística como de servicios públicos para recibir y absorber más población que la que ha llegado.
En concreto, Canarias cuenta con plazas hoteleras e infraestructura para más de 12 millones de turistas al año, con una disponibilidad diaria de sobre 120.000 camas para visitantes. Estas cifras de capacidad turística dan una idea de que la población extra de menos de 40.000 migrantes no tendría por qué desbordar de manera alarmante sus servicios, ni generar el caos que se pinta.
Además, Rodríguez-Alarcón apunta que más allá del número de llegadas, el verdadero cuello de botella parece estar en la acumulación de migrantes que quedan atascados en las islas a la espera de ser derivados a la Península u otros países. Es decir, el problema no es tanto la capacidad de Canarias para recibir migrantes, sino la falta de mecanismos ágiles para su posterior redistribución.
3. Las cifras de inmigración se utiliza fuera de contexto
Ante este contexto, la pregunta que cabría hacerse es: si las llegadas de migrantes a Canarias en 2023 no son tan extraordinarias en comparación con otros años y rutas, y no se ha producido un colapso de los servicios públicos, ¿por qué tanto alarmismo y discurso de “crisis migratoria” desde ciertos sectores?
Aquí es donde la experta en derechos humanos Lucila Rodríguez-Alarcón pone el foco en el interesado uso de las cifras absolutas de llegadas, lanzadas muchas veces sin contexto, con el objetivo de provocar una sensación de crisis humanitaria y emergencia descontrolada.
Para la experta en derechos de migrantes y refugiados, la clave está en analizar a quién beneficia la difusión interesada de las cifras de llegadas a Canarias, muchas veces dichas sin un adecuado contexto.
En este sentido, la experta apunta que tanto al Gobierno canario como al Gobierno central les puede interesar exagerar la situación calificándola de “crisis” para negociar y obtener más recursos, ya sea para la acogida de migrantes o para presumir de la externalización de fronteras a países como Marruecos o Mauritania.
Es decir, que al presentar las cifras de forma alarmista, se busca presionar con la idea de una supuesta crisis migratoria descontrolada para lograr réditos políticos, un mayor control de fronteras y la aprobación de partidas extraordinarias de dinero público.
4. Los migrantes irregulares no son mayoría de los que llegan a España
Más allá del caso de Canarias, Rodríguez-Alarcón también explica que la inmensa mayoría de migrantes que residen en España no han llegado de forma irregular, sino que han acabado en situación administrativa irregular con el paso del tiempo.
Cita un informe que señala que apenas un 7% del total de unas 500.000 personas migrantes en situación irregular en España son de origen africano, mientras que el grueso procedería de América Latina.
Es decir, que las personas migrantes llegadas por mar no representan el principal colectivo irregular, sino aquellos que no pueden renovar sus permisos de residencia y trabajo, cayendo en una situación irregular sobrevenida.
5. La inmigración es imprescindible para sostener el país
Finalmente, la experta incide en que los flujos migratorios no sólo no amenazan a España, sino que son imprescindibles para equilibrar la pirámide poblacional y sostener el Estado de bienestar, ante la baja tasa de natalidad del país y de Europa en general.
De hecho, los más de 700.000 migrantes llegados en 2023 han sido claves para que España no tenga un saldo poblacional negativo en ese año, contrarrestando la caída de nacimientos entre la población local.
Así pues, ante este panorama, criminalizar a las personas migrantes o hablar de invasiones supone un contrasentido.
¿Quiénes tienen interés en sostener el relato de que la inmigración colapsa al país?
Como ha quedado de manifiesto a lo largo del análisis, no existe evidencia objetiva de que Canarias o España sufra una crisis migratoria per sé por la llegada de 38.000 personas durante 2023. Más bien, estos flujos han servido de excusa para que distintos actores políticos, con sus propios intereses, pinten una situación de emergencia humanitaria que no se corresponde con la realidad.
Queda en evidencia que la capacidad de acogida de las Islas Canarias no se ha visto desbordada, que cifras similares ya se dieron en el pasado sin mayores dramas y que incluso los migrantes han sido claves para sostener la demografía española.
Surgen por tanto preguntas que deberíamos hacernos como sociedad: ¿a quiénes beneficia propagar el discurso del miedo, del odio y de crisis permanente? ¿No deberíamos centrarnos mejor en la integración y la convivencia mientras desmantelamos narrativas de odio? Toca reflexionar para no caer en relatos interesados ajenos al bien común.
Fuente: https://blogs.publico.es/conmde/
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