El trabajo doméstico interno en España puede ser una verdadera pesadilla para muchas mujeres, especialmente para aquellas que son inmigrantes y no tienen una red de apoyo. El trabajo de interna consiste en que la trabajadora vive en la casa de sus empleadores y trabaja en sus tareas del hogar, cuidado de niños y ancianos, entre otros, durante largas jornadas laborales. A menudo, estas trabajadoras son víctimas de abuso, explotación y aislamiento, lo que las convierte en una especie de esclavas modernas.
Entre las situaciones más comunes que sufren estas trabajadoras están: largas jornadas laborales que exceden las 40 horas semanales que establece la ley, no contar con días de descanso, tener que trabajar sin contrato o en situación irregular, no recibir la remuneración adecuada, no tener acceso a prestaciones sociales, no poder hacer uso de su tiempo libre como lo deseen, ser víctimas de abuso físico y verbal, entre otras.
A pesar de que el Real Decreto de 2011 por el que se regula el carácter especial del trabajo del hogar establece que el trabajo de interna tiene un límite de 40 horas semanales, muchas trabajadoras tienen que trabajar mucho más tiempo sin remuneración adicional. Además, los empleadores tienen la opción de incluir 20 horas más denominadas ‘tiempo de presencia’, que se pactan con el empleador, y en las que la trabajadora, en teoría, no está obligada a desempeñar una actividad. Pero en la práctica, las dinámicas de sumisión empleador-empleada y el hecho de que la actividad se produzca en el domicilio del primero, sin testigos, han seguido favoreciendo los abusos.
De las 40.000 mujeres que trabajan como internas en España, nueve de cada diez son extranjeras y una de cada cuatro cuida a un adulto dependiente, según un informe de Oxfam de 2021. Dicho informe apunta especialmente a la vulnerabilidad a la que están sometidas estas trabajadoras, cuya “presencia en el domicilio de los empleadores se convierte en una disponibilidad plena”. Además, el informe destaca el “estrés, el agotamiento y el aislamiento” que padecen estas mujeres por las particularidades de su empleo.
Las trabajadoras domésticas internas merecen un trato justo y humano. Es necesario que las autoridades les garanticen las condiciones laborales adecuadas, incluyendo un salario digno, jornadas laborales justas y pleno acceso a prestaciones sociales. Las trabajadoras internas, como cualquier otra persona, merecen ser tratadas con dignidad y respeto.
FUENTE: https://www.eldiario.es/