Era el segundo día del nuevo curso escolar, tiempo suficiente para que la niña albergara la sospecha de que la pesadilla no había acabado. En su habitación del hospital, Saray ha contado a los policías y psicólogos que, en el recreo, sus acosadoras habían vuelto a buscarla. Le llamaron “rata inmunda”.
La decisión de Saray de arrojarse sobre el asfalto ha roto a sus padres, Carlos y Katia. Pensaban que el verano había puesto punto final a la historia. Las vacaciones le habían devuelto la felicidad. “Como por arte de magia, volvió a ser la misma niña que fue en Barranquilla, alegre y conversadora. No podíamos pensar que con dos días de escuela todo cambiaría”, dice el padre, que llegó a España en verano de 2021 para solicitar asilo.
Unos meses más tarde llegaron Katia, que trabaja en un geriátrico, y sus dos hijos, un niño de 12 años y Saray. Como no había plazas en la escuela pública, el Gobierno de Aragón les asignó una en el colegio concertado Agustín Gericó.
“La notábamos triste y pensamos que era por el cambio de país. Pero había algo más. Con tacto, la invitaron a hablar. Y Saray confesó: “Hay unas niñas que me están molestando”.
El centro no activó el protocolo contra el abuso escolar ni siquiera cuando las agresiones verbales subieron de tono y se deslizaron hacia el racismo (“puta colombiana”, “sudaca”). .
Cuando una de las niñas le recriminó que fuese una chivata, Saray estalló y se peleó con ella. Los padres intentaron entonces contactar con la directora. Fue en vano. “No tenía citas, no estaba… Así que mi mujer se fue a hablar con las niñas y logró que le pidieran perdón a Saray”, agrega Carlos.
Pero los abusos siguieron en pequeñas dosis: unos guantes que aparecían mojados, un libro que desaparecía… hasta unos días antes de final de curso cuando en el patio, las agresoras la cogieron por el cuello, le bajaron la cabeza y la agredieron, según la familia.
La fiscalía de menores con toda probabilidad archivará el caso porque se trata de niñas por debajo de 14 años y, por tanto, inimputables. Sin embargo, el abogado de la familia, Miguel Lasnada, prevé actuar por la vía penal y civil por la actuación negligente del colegio.
Saray va a cambiar de escuela. Carlos subraya la injusticia de que sea “la víctima y no el victimario” quien deba moverse, pero cree que es mejor así. “Ha llegado un punto en que sería muy difícil seguir allí”.
Si necesita ayuda:
- Teléfono para prevenir el suicidio: 024
- Programa de prevención, divulgación y formación de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio: www.prevensuic.org
- Teléfono de la Esperanza: 717 003 717
- Web para problemas de salud mental en jóvenes. Mind-u.cat
- Asociación para la prevención del suicidio La niña amarilla.
- Fundación Anar, Ayuda a niños y adolescentes en riesgo. www.anar.org. Teléfono gratuito de ayuda a menores: 900 20 20 10
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