Beatriz García reflexiona en un artículo publicado en El País sobre la importancia de una mirada interseccional en la educación que incluya a las mujeres migrantes sin paternalismos ni utilitarismos.
La asfixia que supone no tener papeles y el peligro de no tener vías seguras para moverse libremente no ha evitado que las mujeres migrantes se organicen en la lucha a través de movimientos antirracistas y la movilización y activismo en calles, instituciones y redes sociales.
Aparte de reconocer que vivimos en un país de migración, cualquier cambio comienza por lo mismo: la educación. Una educación en igualdad y derechos, antirracista, LGTBIQ y feminista es ahora más necesaria que nunca, pero siempre debe ser desde una perspectiva interseccional.
«Una educación en igualdad y derechos, antirracista, LGTBIQ y feminista es ahora más necesaria que nunca, pero siempre debe ser desde una perspectiva interseccional.»
En España hay formaciones relacionadas con migración, género y trata donde de forma teórica se promueve el feminismo interseccional con profesoras expertas y defensoras activas de los derechos humanos, así como con prácticas en organizaciones, pero debemos cuestionarnos: si casi todo el alumnado que asiste a estas formaciones son personas blancas y ninguna del colectivo que ha vivido la migración hostil o ha sufrido la trata, ¿se puede llevar a cabo un cambio sustancial?
Si el acceso solo es factible para personas nacionales blancas con un nivel socioeconómico más bien medio-alto, pero inaccesible para mujeres migrantes negras, ¿qué impacto se creará? Ninguno, pues continuamos perpetuando el mismo sistema jerarquizado y discriminatorio con el que se supone queremos acabar. Ya van más de dos generaciones de personas migrantes en nuestro país y seguimos preguntándonos dónde están los programas de fomento para la convivencia entre culturas.
«Si el acceso solo es factible para personas nacionales blancas con un nivel socioeconómico más bien medio-alto, pero inaccesible para mujeres migrantes negras, ¿qué impacto se creará? Ninguno»
Si no hay interseccionalidad, la universidad en España continuará siendo un espacio racista, machista y clasista hasta que no consigamos una inclusión real tanto en el profesorado como en el alumnado, y la realidad es que para eso se necesitan entre otras medidas, más becas y reducir costes. La convivencia también está en los espacios educativos.
«Si no hay interseccionalidad, la universidad en España continuará siendo un espacio racista, machista y clasista hasta que no consigamos una inclusión real»
No es suficiente que haya una o dos mujeres migrantes y/o racializadas en equipos de trabajo para así sentirnos un poco mejor porque se promueve su autonomía económica y porque “están siendo integradas”. El problema es que se sigue viendo a estas mujeres, incluso dentro de estas organizaciones desde el prisma de “salvadoras blancas”.
Las experiencias de estas mujeres “son saberes”, pero se demandan sus experiencias como testimonios y no como conocimientos, enseñanzas y aprendizajes, manteniendo de este modo el paternalismo y el utilitarismo.
¿Qué opinas de esto? ¿Cómo se puede promover una educación interseccional sin paternalismos? ¡Envíanos tu opinión en los comentarios!
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Es interesante y me gustaría aprender mucho para poder trabajar en las oficinas pero me temo que eso no se realizará.
Gracias.