¿Cuántas muertes más serán necesarias para que nos demos cuenta de que algo falla en nuestro sistema de acogida? ¿Hasta cuándo seguiremos mirando hacia otro lado mientras las personas migrantes y refugiadas luchan por sobrevivir? El caso de Sahd Karim, un joven migrante que falleció tras una huelga de hambre en un centro de acogida de Madrid, es un triste recordatorio de las dificultades a las que se enfrentan quienes buscan protección internacional en España.
El acceso al asilo se ha convertido en una carrera de obstáculos para miles de personas que huyen de la persecución, la guerra y la pobreza. La falta de citas disponibles, los interminables trámites burocráticos y la escasez de recursos para atender a las personas solicitantes han llevado a situaciones desesperadas, como la que vivió Sahd Karim y sus compañeros y compañeras en el centro de acogida de San Fernando de Henares.
En este artículo, analizaremos el caso de Sahd Karim y reflexionaremos sobre la situación de las personas migrantes y refugiadas en España. Queremos arrojar luz sobre un problema que, aunque a menudo pasa desapercibido, tiene consecuencias devastadoras para quienes lo sufren en primera persona.
Tabla de contenidos
- Sahd Karim: Una vida segada por la desesperación y la falta de respuestas institucionales
- La respuesta institucional ante la tragedia: Investigaciones, declaraciones y promesas incumplidas
- Cruz Roja en el punto de mira: críticas a su gestión del caso de Sahd Karim
- El laberinto burocrático del asilo en España: Citas imposibles, recursos insuficientes y vidas en juego
- La urgencia de reformar el sistema de acogida y protección internacional en España
- No más muertes, no más sufrimiento. Es hora de actuar y garantizar el derecho al asilo
Sahd Karim: Una vida segada por la desesperación y la falta de respuestas institucionales
Sahd Karim tenía solo 22 años cuando decidió abandonar su hogar en Agadir, Marruecos, en busca de un futuro mejor. Tras un peligroso viaje en patera, logró llegar a las Islas Canarias el 16 de octubre de 2023. Desde allí, fue trasladado a un centro de acogida en Madrid, donde comenzó su batalla por conseguir una cita para solicitar asilo.
Sin embargo, las puertas del sistema de protección internacional permanecieron cerradas para Sahd y sus compañeros y compañeras. Desesperados ante la falta de respuestas y temiendo quedarse en la calle, un grupo de 28 personas, entre las que se encontraba Sahd, decidió iniciar una huelga de hambre para reclamar su derecho a pedir asilo.
La protesta se prolongó durante varios días, hasta que el inicio del Ramadán llevó a algunas de las personas participantes a abandonarla. Sahd, sin embargo, no llegó a ver el final de su lucha. Unos días después de retomar la alimentación, comenzó a sentir fuertes dolores de estómago que, a pesar de sus peticiones de ayuda, no recibieron la atención médica adecuada por parte de las autoridades del centro.
La respuesta institucional ante la tragedia: Investigaciones, declaraciones y promesas incumplidas
Tras la muerte de Sahd Karim, el Defensor del Pueblo anunció la apertura de una investigación de oficio para esclarecer las circunstancias que rodearon su fallecimiento. La institución dirigida por Ángel Gabilondo solicitó información a la Fiscalía General del Estado y a la Secretaría de Estado de Migraciones, mostrando su preocupación por la falta de citas para pedir asilo, un problema sobre el que reciben numerosas quejas.
Por su parte, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, defendió que se siguieron los protocolos adecuados en el caso de Sahd Karim y pidió esperar a los resultados de la autopsia antes de sacar conclusiones. Además, informó sobre la apertura de una investigación en el ámbito del Ministerio y los esfuerzos realizados para acompañar al hermano del fallecido.
Sin embargo, estas respuestas institucionales resultan insuficientes y llegan demasiado tarde para Sahd y para las miles de personas que siguen encontrando obstáculos insalvables en su búsqueda de protección internacional. Las investigaciones y las declaraciones de condolencia no pueden ocultar la realidad de un sistema de acogida colapsado y unos protocolos que, a la vista de los hechos, no garantizan la seguridad y el bienestar de las personas migrantes y refugiadas.
Cruz Roja en el punto de mira: críticas a su gestión del caso de Sahd Karim
La actuación de Cruz Roja, organización encargada de gestionar el hostal donde residía Sahd Karim, también ha sido objeto de fuertes críticas por parte de las personas migrantes y las organizaciones de defensa de los derechos humanos. Según los testimonios de los compañeros de Sahd, a pesar de sus reiteradas peticiones de ayuda ante el evidente deterioro de su salud, el personal de Cruz Roja no proporcionó una atención adecuada ni facilitó su traslado a un centro médico de manera oportuna.
Estas acusaciones ponen en tela de juicio los protocolos y la capacidad de respuesta de la organización humanitaria ante situaciones de emergencia como la vivida por Sahd. Aunque Cruz Roja ha defendido que sus equipos actuaron conforme a los procedimientos establecidos, la trágica muerte del joven marroquí evidencia la necesidad de una revisión profunda de sus mecanismos de atención y acompañamiento a las personas migrantes y solicitantes de asilo bajo su responsabilidad.
Más allá de este caso concreto, es fundamental que todas las entidades implicadas en la acogida y protección de las personas migrantes y refugiadas, ya sean públicas o privadas, cuenten con los recursos, pero también con estrecha vigilancia sobre su gestión para garantizar el cuidado de las personas que están a su cargo. La muerte de Sahd Karim no puede quedar impune ni ser olvidada, sino que debe marcar un punto de inflexión en la mejora de un sistema que, hoy por hoy, falla a quienes más lo necesitan.
El laberinto burocrático del asilo en España: Citas imposibles, recursos insuficientes y vidas en juego
El caso de Sahd Karim no es un hecho aislado, sino el reflejo de un problema sistémico que afecta a miles de personas en todo el país. La falta de acceso al asilo se ha convertido en una pesadilla burocrática para quienes huyen de la persecución y la violencia, enfrentándose a un muro de obstáculos que parece infranqueable.
La obtención de una cita para formalizar la solicitud de protección internacional se ha transformado en una misión casi imposible. Los teléfonos habilitados para este fin no responden, las páginas web no ofrecen fechas disponibles y las oficinas de asilo se encuentran desbordadas por el aumento exponencial de las peticiones. Según los datos del Ministerio del Interior, mientras que en 2017 se registraron 8.405 solicitudes de asilo, en 2023 la cifra se disparó hasta las 163.000.
Este incremento en las solicitudes no ha venido acompañado de un refuerzo suficiente de los recursos destinados a su gestión. A pesar de que el personal de la Oficina de Asilo y Refugio se ha multiplicado, la capacidad de respuesta sigue siendo insuficiente para hacer frente a la demanda. Como consecuencia, miles de personas se ven abocadas a un limbo legal y asistencial, sin acceso a la protección y los derechos que les corresponden.
La urgencia de reformar el sistema de acogida y protección internacional en España
La muerte de Sahd Karim y las dificultades a las que se enfrentan las personas migrantes y refugiadas para acceder al asilo en España ponen de manifiesto la necesidad urgente de un cambio en el sistema de acogida y protección internacional. No podemos seguir tolerando que quienes huyen de la persecución y la violencia encuentren más obstáculos que amparo en nuestro país.
Es imprescindible que se adopten medidas concretas para garantizar el derecho al asilo y el acceso efectivo a los procedimientos de protección internacional. Esto implica, en primer lugar, un refuerzo significativo de los recursos humanos y materiales destinados a la gestión de las solicitudes, de manera que se puedan atender de forma ágil y eficiente las peticiones de las personas que buscan refugio.
Además, es necesario simplificar y agilizar los trámites burocráticos, eliminando las barreras que dificultan el acceso a las citas y la formalización de las solicitudes. La administración debe poner en marcha mecanismos de información y acompañamiento que permitan a las personas migrantes y refugiadas conocer sus derechos y navegar por el complejo entramado del sistema de asilo.
Pero la responsabilidad de garantizar la protección de las personas migrantes y refugiadas no recae únicamente en las instituciones públicas. La sociedad también tiene un papel fundamental en la defensa de sus derechos y en la construcción de una cultura de acogida. Las organizaciones sociales, las comunidades locales y la ciudadanía en general deben implicarse activamente en la denuncia de las vulneraciones, el apoyo a las personas migrantes y la sensibilización sobre la realidad que viven.
No más muertes, no más sufrimiento. Es hora de actuar y garantizar el derecho al asilo
La historia de Sahd Karim es una llamada de atención sobre la realidad que enfrentan las personas migrantes y refugiadas en España. Su trágica muerte, tras una desesperada huelga de hambre para reclamar su derecho al asilo, es un recordatorio del sufrimiento que se esconde detrás de las cifras y las estadísticas.
No podemos permitir que se sigan vulnerando los derechos de quienes buscan protección en nuestro país. No podemos seguir mirando hacia otro lado mientras las personas migrantes y refugiadas se enfrentan a obstáculos insalvables y condiciones inhumanas en su búsqueda de una vida digna y segura.
Es hora de que las instituciones y la sociedad en su conjunto asuman su responsabilidad y actúen con determinación para garantizar el acceso efectivo al asilo y la protección internacional. Es hora de que se escuche la voz de las personas migrantes y refugiadas, y se pongan en marcha medidas concretas para responder a sus necesidades y defender sus derechos.
Solo así podremos evitar que se repitan casos como el de Sahd Karim, y contribuir a que todas las personas, independientemente de su origen o su situación administrativa, puedan vivir con dignidad y seguridad.
¿Cuánto más tendrán que sufrir las personas migrantes y refugiadas para que se produzca un cambio real en el sistema de acogida y protección internacional? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para luchar por el derecho al asilo y la protección de quienes lo necesitan? Es hora de pasar de las palabras a los hechos, y de demostrar con acciones concretas nuestro compromiso con los derechos humanos y la solidaridad.
Fuentes:
- https://www.eldiario.es/
- https://www.publico.es/
- https://www.eldiario.es/
- https://www.eldiario.es/
- https://www.europapress.es/
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