El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas se ha convertido en los últimos meses en escenario de una crisis humanitaria silenciosa: cientos de personas solicitantes de asilo y protección internacional aprovechando su escala en la capital, encontrándose luego con la imposibilidad de continuar su viaje y siendo confinadas a unas salas de asilo saturadas y en condiciones deplorables.
Esta situación ha provocado escenas dramáticas de hacinamiento e insalubridad, con cientos de familias, mujeres, niños y bebés durmiendo en el suelo, conviviendo con plagas de chinches y enfrentando retrasos de semanas hasta obtener respuesta a sus peticiones. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Qué está ocurriendo con los derechos de los solicitantes de asilo en Barajas?
El aumento en los últimos meses de la llegada de personas con pasaportes keniatas, que resultaron ser mayormente de nacionalidad somalí, así como un incremento de solicitantes de asilo de nacionalidades como Senegal y Marruecos, pero también de países latinoamericanos como Venezuela y Colombia, ha sobrepasado completamente la capacidad del Ministerio del Interior y la Policía Nacional para atender estas peticiones de manera adecuada y diligente. Lo que antes era una vía poco transitada para pedir asilo, se ha convertido en una verdadera avalancha de vulneraciones de derechos y a los compromisos internacionales de España sobre derechos de solicitantes de refugio.
Hacinamiento infrahumano con familias migrantes y refugiadas durmiendo en el suelo de Barajas entre plagas y basura acumulada
Las salas de asilo del aeropuerto, que cuentan con una capacidad máxima para 156 personas, han llegado a albergar en las últimas semanas a más de 400 solicitantes de asilo, incluyendo decenas de niños y bebés. Ante la falta de camas, la mayoría duerme en colchones hinchables en el suelo, sin privacidad alguna, y comparten los baños y duchas sucios con chinches y cucarachas.
La acumulación de basura y la imposibilidad de hacer una limpieza a fondo provocó que los trabajadores encargados renunciaran al servicio ante los brotes de chinches. El gobierno tuvo que hacerse cargo finalmente de la desinfección, pero no ha logrado erradicar las plagas. Tampoco hay suficientes toallas limpias para la higiene personal.
Es tal el hacinamiento que, según denuncias, algunos solicitantes llegaron a pasar hasta 3 semanas confinados en estas salas insalubres, durmiendo en el suelo junto a desconocidos, sin acceso a sus medicamentos o dietas especiales. Todo ello infringiendo flagrantemente los estándares mínimos exigidos por la Unión Europea para la acogida de demandantes de asilo.
Vulneración sistemática de derechos de solicitantes de asilo en Barajas: plazos legales de tramitación incumplidos y falta de intérpretes
A la situación deplorable de hacinamiento e insalubridad, se suma la falta de personal y de intérpretes para atender el alto volumen de peticiones, lo que se traduce en retrasos injustificados e ilegales en el registro y tramitación de los casos. La ley establece un plazo máximo de 10 días para formalizar una solicitud de asilo, pero en Barajas este proceso llega a demorar hasta 3 semanas.
Estas demoras, además de aumentar el tiempo de confinamiento en condiciones infrahumanas, impiden detectar necesidades especiales entre los solicitantes, como menores no acompañados, enfermos crónicos o víctimas de trata y tortura, a quienes se debe dar un trato diferenciado.
Así, mientras familias enteras malviven en el suelo entre plagas, las autoridades infringen la ley española y europea, que exige garantizar condiciones dignas y resolver con celeridad solicitudes de protección internacional.
Propuestas para aliviar la crisis humanitaria de los solicitantes de asilo hacinados en Madrid-Barajas
Ante la gravísima situación de masificación e insalubridad que enfrentan cientos de familias migrantes y refugiadas confinadas en las saturadas salas de asilo del aeropuerto de Madrid, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha planteado medidas concretas para aliviar este drama humano vergonzoso.
Específicamente, solicitan permitir de forma extraordinaria y por razones estrictamente humanitarias que los casos más vulnerables, como menores de edad, personas con enfermedades crónicas o víctimas de trauma psicológico puedan acceder sin más demora al territorio español, asignándoles cita en la provincia que corresponda para formalizar su solicitud de protección.
Asimismo, reclaman con urgencia que se destinen más funcionarios, intérpretes, abogados y recursos materiales para agilizar los procesos y que nadie se vea forzado a permanecer en Barajas más de 10 días, que es el plazo legal máximo según normativa europea.
Sindicatos, ONGs y Cruz Roja denuncian ante Europa la incompetencia del Ministerio de Interior
No solo las organizaciones defensoras de migrantes están escandalizadas con el caos en la acogida de demandantes de protección internacional en el aeropuerto madrileño. Los propios sindicatos policiales y otras entidades sociales han alzado sus voces para condenar la inaceptable situación provocada por la incompetencia e ineficiencia del Ministerio del Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska.
Los agentes denuncian la falta de personal y medios para atender a los cientos de familias hacinadas entre plagas y suciedad en Barajas. Incluso acusan a los mandos policiales del aeropuerto de negligencia e incompetencia. Y la propia Cruz Roja se ha retirado al verse imposibilitada de ayudar.
Mientras en Europa se acumulan reclamos contra España por incumplir sus deberes en materia de asilo y refugio, vemos a diario vulnerada flagrantemente la dignidad de cientos de personas en nuestro territorio. Urge una rectificación en las políticas migratorias y voluntad para garantizar trato digno a todo solicitante de protección.
¿Hasta cuándo permitiremos las vulneraciones de derechos humanos hacia las personas refugiadas?
La deplorable situación que sufren centenares de personas refugiadas hacinadas en el aeropuerto de Madrid es resultado de las erráticas políticas del Ministerio del Interior en materia migratoria, que han demostrado ser incompetentes e ineficientes para garantizar los derechos básicos de solicitantes de asilo.
Mientras crecen las denuncias desde múltiples sectores, es urgente una rectificación profunda que anteponga la defensa de la dignidad humana y los compromisos internacionales de España, por sobre cualquier agenda política.
¿Hasta cuándo seguiremos consintiendo que se vulneren las leyes nacionales y convenios europeos suscritos para proteger a refugiados? Los derechos humanos no son negociables.
Una sociedad respetuosa con los derechos humanos debería exigir el cese inmediato de aquellos responsables políticos que, con sus acciones, discriminan y pisotean a los más indefensos. Demandemos que el gobierno español cumpla de una vez con sus deberes de garantizar un trato digno a todo aquel que solicita protección dentro y fuera de nuestras fronteras.
Fuentes:
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