Lili no pudo estar presente en el juicio para enfrentarse a María Rosa: la mujer que, impulsada por el racismo, la atacó sin conocerla, apuñalándola mientras esperaba en una cola de ayuda de Cáritas. «Sentí impotencia al no poder ver a esa mujer en la corte y escuchar su motivo para atacarme», explica.
Esta ciudadana ecuatoriana de 54 años siente que el sistema judicial español la ha fallado después de ser víctima de una agresión con tintes xenófobos que casi la mata. «Estuve meses incapacitada y todavía tengo dolor en el riñón cuando realizo esfuerzos. Esto me ha afectado en mi trabajo como asistenta de una persona mayor».
La vista oral estaba programada para el martes las 10:30 a.m. en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial, y Lili llegó puntual para testificar como víctima. Esperaba ver a su agresora después de haber sido apuñalada por la espalda y recibido insultos racistas siete meses y medio antes, el 16 de junio de 2022, cuando acompañaba a su prima Marina a recoger comida en Cáritas.
Sin embargo, Lili no pudo entrar a la sala del Palacio de Justicia porque el juicio se realizó como un acuerdo y los testigos no pueden estar presentes. Lili no tenía un abogado para ejercer una acusación particular, a pesar de haber solicitado uno al Colegio de Abogados de Cartagena, por lo que también era un testigo de la Fiscalía y no pudo mirar a la cara de la persona que casi la mata. En solo 5 minutos se resolvió el intento de homicidio. «Estoy indignada con la sentencia», afirma una y otra vez.
María Rosa solo reconoció los hechos imputados para obtener una rebaja de su condena en su turno de intervención, pero no pidió disculpas por apuñalar a Lili y enviarla al Hospital Santa Lucía de Cartagena para ser operada de emergencia. Tampoco pidió disculpas por intentar apuñalar a Marina cuando evitó que le asestara una segunda puñalada a Lili.
Este reconocimiento de hechos, junto con la aplicación de la atenuante de intoxicación etílica, permitió a esta ciudadana española ahorrarse una década en prisión, ya que fue condenada a 9 años y 6 meses, en lugar de los 19 años y 8 meses solicitados inicialmente por la Fiscalía.
María Rosa también fue condenada a indemnizar a Lili por las lesiones que le causó, con 31.178 euros, y a su prima, Marina, con 430 euros, pero ya se ha declarado insolvente. De modo que no pagará nada y cuando recupere su libertad cobrará el paro por el tiempo cotizado a la sombra.
Ahora Lili tendrá que digerir el contenido del fallo, siendo consciente de dos cosas. La primera: a los seis años, María Rosa podrá solicitar la libertad condicional. Y la segunda: que su agresora no le pagará la indemnización, de modo que no podrá plantearse una prejubilación y seguirá trabajando, a pesar de los achaques de salud que sigue padeciendo por la puñalada que recibió en el riñón.
Lili siente una profunda frustración por no haber podido mirar a su agresora a los ojos y por la reducción de la condena. «Creo que el sistema judicial no me ha brindado justicia«, afirma. «Si yo llego a hacer lo mismo, seguro que me caen 20 años de cárcel y me hacen pagar la indemnización, como sea, porque soy inmigrante y no valgo nada en este país».
«Gano 1.000 euros mensuales por estar interna, pero no me alcanza el dinero para vivir. Tengo la zona lumbar dormida y he ido cuatro veces al hospital porque al hacer esfuerzos en el trabajo, me sangra el riñón, y sufro infecciones de orina«, explica.
Lili se siente decepcionada por el hecho de que la agresora ni siquiera haya pedido disculpas por su acción. A pesar de la condena, Lili seguirá luchando para que se haga justicia en su caso, y para que otras personas no tengan que pasar por la misma experiencia.
FUENTE:
https://www.elespanol.com/
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