Con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina, el Partido Popular Europeo (PP E) está endureciendo su posicionamientos sobre inmigración abrazando, ya sin escrúpulos, los discursos de la extrema derecha. Esta estrategia, que busca retener al electorado de derechas más extremista, plantea serias interrogantes sobre las posibles consecuencias para los derechos y el bienestar de las personas migrantes y refugiadas en Europa.
En este artículo, analizaremos en detalle este giro del PP europeo hacia posiciones extremas en materia migratoria en defensa de las familias y los “valores cristianos”, las propuestas que están poniendo sobre la mesa y cómo estas medidas podrían afectar a quienes han dejado sus países en busca de una vida mejor. Además, reflexionaremos sobre los peligros de normalizar discursos de odio de la extrema derecha y lo que esto significa para el futuro de la convivencia en una Europa diversa.
Así que si eres una persona migrante o alguien a quien le preocupan los derechos humanos, es importante hacer un análisis crítico de la deriva que ha decidido tomar uno de los principales partidos políticos europeos y hasta dónde están dispuestos a llegar si no hacemos nada para frenarles.
Tabla de contenidos
- El preocupante endurecimiento del discurso migratorio del PP: más FRONTEX, menos derechos
- La estrategia electoral del PP europeo frente al auge de la ultraderecha: ¿ceder al discurso anti-inmigración para no perder votos?
- Von der Leyen y el peligro de pactar con la extrema derecha: ¿qué futuro les espera a las personas migrantes en Europa?
- La inquietante deriva de la derecha europea y sus consecuencias para las personas migrantes y refugiadas
El preocupante endurecimiento del discurso migratorio del PP: más FRONTEX, menos derechos
El Partido Popular Europeo ha decidido endurecer significativamente su discurso sobre inmigración de cara a las próximas elecciones. Esta estrategia parece destinada a evitar una mayor fuga de votos, pero tendrá graves consecuencias para las personas migrantes y solicitantes de asilo. Estas personas buscan protección y una vida digna en Europa.
Entre las propuestas más alarmantes del PP europeo se encuentra la de triplicar el personal de Frontex, la agencia de control de fronteras de la UE. Se pasaría de 10.000 a 30.000 efectivos. Esta medida, junto con la idea de transformar Frontex en una «verdadera guardia europea de fronteras y costas», apunta a un enfoque cada vez más securitario y militarizado de la gestión migratoria. Esto va en detrimento de los derechos humanos y la protección internacional.
Además, los populares europeos abogan por un «cambio fundamental» en la ley de migración y asilo. Su discurso se centra en «detener la migración descontrolada» y evitar que se «sature la capacidad de Europa para integrar». Estas ideas, sacadas del manual de la ultraderecha, ignoran las obligaciones internacionales de protección. También pasan por alto las realidades de un mundo cada vez más interconectado, donde la movilidad humana es un fenómeno imparable. Este contexto requiere de políticas valientes y solidarias, no de más muros y exclusión.
De hecho, el PP europeo ya habla sin tapujos de ampliar los acuerdos con países de fuera de la UE para evitar las llegadas y transferir solicitantes de asilo a centros en terceros países considerados “seguros”, como el acuerdo de Italia con Albania o el aún más controvertido pacto del Reino Unido con Ruanda para deportar allí a solicitantes de asilo.
La estrategia electoral del PP europeo frente al auge de la ultraderecha: ¿ceder al discurso anti-inmigración para no perder votos?
El endurecimiento del discurso migratorio por parte del Partido Popular Europeo responde a una estrategia electoral muy concreta: competir con partidos de extrema derecha que, según las encuestas, podrían experimentar un preocupante auge en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Formaciones ultraderechistas como Alternativa para Alemania, el Reagrupamiento Nacional francés o los Conservadores y Reformistas Europeos aparecen al alza en los sondeos. A este último grupo pertenece Vox.
Ante este panorama el PPE, en lugar de desmarcarse de la extrema derecha, ha elegido hacer lo contrario: adoptar el discurso anti-inmigración de estos partidos. Sin embargo, esta estrategia de «apaciguamiento» de la extrema derecha conlleva serios riesgos, tanto para los derechos de las personas migrantes como para la propia salud democrática de la Unión Europea. Al asumir como propias las ideas y propuestas de los ultras, el PPE normaliza y legitima los planteamientos xenófobos y excluyentes que amenazan la convivencia y la cohesión social europeas.
El PP europeo sigue siendo, según las encuestas, la fuerza que obtendría más escaños en la Eurocámara. Y el hecho de que la agenda política esté cada vez más marcada por el discurso anti-inmigración de la ultraderecha debería ser motivo de profunda preocupación para todas las personas y organizaciones comprometidas con una Europa diversa y respetuosa con los derechos humanos. La historia nos ha enseñado que ceder ante el chantaje de los extremismos xenófobos ha llevado a los capítulos más vergonzosos de la humanidad. La mejor manera de combatirlos es con más democracia, no con menos.
Von der Leyen y el peligro de pactar con la extrema derecha: ¿qué futuro les espera a las personas migrantes en Europa?
El giro del PPE hacia posiciones más duras en inmigración no solo busca retener votos. También marca la línea a seguir por su candidata a presidir la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La actual presidenta del Ejecutivo comunitario aspira a renovar su mandato. Y ya ha dejado clara la posibilidad de forjar alianzas con partidos de extrema derecha del espectro político, siempre que no sean «amigos de Putin».
Con ello da luz verde a pactos con formaciones ultraconservadoras. Entre ellas, el partido polaco Ley y Justicia, los Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni o incluso Vox. Los eurodiputados de estos partidos podrían acabar engrosando las filas del grupo popular europeo tras las elecciones. De hecho, el PP europeo ya gobierna con el apoyo de la extrema derecha en países como Italia, Finlandia, Suecia o en algunas regiones españolas.
Ante este escenario, los socialdemócratas europeos han alzado la voz. Advierten a Von der Leyen de los peligros de romper la alianza entre los dos grandes partidos para abrazar a la ultraderecha. Más allá de consideraciones partidistas, lo que está en juego es el futuro de las políticas migratorias y de asilo en Europa. Con ello, también la vida y los derechos de millones de personas migrantes y refugiadas. Estas ya sufren las consecuencias de una gestión centrada en el control fronterizo y la criminalización, en lugar de en la acogida y la inclusión.
La inquietante deriva de la derecha europea y sus consecuencias para las personas migrantes y refugiadas
Ceder ante el discurso anti-inmigración de los populistas y extremistas supone un serio riesgo. Normalizar y legitimar sus ideas xenófobas, islamófobas y excluyentes afecta no solo a las personas migrantes y refugiadas que buscan protección y una vida digna en el continente. También pone en peligro la propia convivencia social en Europa. Una Europa que renuncia a sus valores de solidaridad, igualdad y defensa de los derechos humanos para abrazar el odio y la intolerancia está condenada al fracaso moral y al conflicto permanente.
Por ello, como defensores de los derechos de las personas migrantes, debemos llamar a la reflexión crítica. Es crucial analizar el peligroso camino que está tomando la derecha europea.
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el PP europeo en su estrategia de retener votos a costa de los más vulnerables? ¿Qué clase de Europa queremos construir? ¿Una que levante muros y cierre puertas, o una que tienda puentes y ofrezca oportunidades? ¿Cómo podemos combatir el auge de la xenofobia y el racismo institucional que amenaza con normalizarse en nuestras sociedades?
Estas son preguntas ineludibles si de verdad queremos preservar la «identidad europea» de la que tanto habla el PPE. Una identidad que, a nuestro juicio, no puede ni debe estar reñida con la hospitalidad, la empatía y la defensa incondicional de la dignidad humana. El futuro de Europa y de las personas migrantes que la habitan está en juego. No miremos hacia otro lado.
Fuente: https://elpais.com/
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