Los surcos freseros de Huelva ocultan un oscuro secreto tras su fructífera fama mundial. La provincia es líder indiscutible en exportación de fresa, con una producción que supera las 450.000 toneladas anuales. Sus rojos frutos protagonizan el alimento estrella de cada primavera. Sin embargo, entre el verde de sus plantas crece también la precariedad y la explotación laboral.
Detrás de este boyante negocio que factura más de 1.300 millones de euros al año, miles de trabajadores sufren condiciones de semiesclavitud. Jornadas maratonianas bajo plástico con salarios que rozan la miseria. Chabolas inhabitables para quienes sostienen la gloria del oro rojo. Indefensión y miedo a denunciar abusos que parecen no tener fin.
El paraíso europeo de las fresas esconde así un infierno laboral. ¿Hasta cuándo se perpetuará?
En este artículo ahondamos en situaciones de fraude y desamparo que padecen los jornaleros del principal sector económico onubense, destapados en un amplio reportaje del diario Público con datos y testimonios que evidencian injusticias aún por resolver.
Tabla de contenidos
- Inspecciones de Trabajo evidencian aumento alarmante de infracciones en campos de fresa de Huelva
- Sindicatos denuncian de pagos por debajo del SMI y falta de contratos en recolección de fresa
- Los asentamientos chabolistas, símbolo de la miseria que sostiene la riqueza fresera
- Avances insuficientes en la erradicación de la precariedad laboral en el campo onubense
- La fresa de Huelva, un manjar agridulce que exige justicia
Inspecciones de Trabajo evidencian aumento alarmante de infracciones en campos de fresa de Huelva
Los datos oficiales reflejan un repunte significativo de irregularidades en los últimos años. La Inspección de Trabajo efectuó 20.380 actuaciones entre 2019 y 2023, registrando 1.315 infracciones en el sector agrícola onubense, donde predominan los frutos rojos. Sólo en 2023 se dispararon un 135% las infracciones detectadas, hasta sumar 445.
Estos controles sacaron a la luz el fraude en los campos de fresa: 798 empleos irregulares, 15.220 trabajadores afectados y 7,29 millones en multas. Cifras que corroboran la extensión de prácticas delictivas y el abuso hacia los jornaleros. Los incumplimientos más frecuentes estuvieron vinculados a irregularidades en las nóminas y la Seguridad Social.
Sindicatos denuncian de pagos por debajo del SMI y falta de contratos en recolección de fresa
La situación “está igual o peor que siempre», lamentan desde las organizaciones. A pesar del repunte de infracciones registradas, siguen produciéndose impagos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), horas extra no abonadas, despidos improcedentes de embarazadas, falta de contratos o cotizaciones menores a las jornadas reales.
CCOO y UGT piden más inspectores de Trabajo en Huelva para atajar el fraude laboral en el campo. Por su parte, la asociación Jornaleras en Lucha asesoró el último año a 176 temporeras, en su mayoría mujeres migrantes, por abusos de sus empleadores. El miedo a represalias dificulta la denuncia de muchos casos.
La precariedad se enquista en los surcos que alimentan la boyante industria de la fresa onubense. Los avances para dignificar una labor esencial siguen siendo insuficientes.
Los asentamientos chabolistas, símbolo de la miseria que sostiene la riqueza fresera
Junto a la bonanza económica del oro rojo onubense ha proliferado otro fenómeno estrechamente vinculado: los asentamientos chabolistas. En ellos malviven miles de temporeros que nutren la fuerza laboral de la fresa, tanto en situación regular como irregular. Se concentran en los términos municipales de Lepe, Moguer, Palos de la Frontera y Lucena del Puerto.
La población en estas infraviviendas de plástico y desechos llega a superar las 3.000 personas durante la campaña de recolección. Sus ocupantes sobreviven en condiciones de miseria extrema, sin acceso a los derechos más básicos, para sostener la mayor potencia mundial de la fruta roja.
Los proyectos de realojo resultan inaccesibles para quienes carecen de permiso de residencia y trabajo. Sindicatos como CCOO reclaman al Gobierno una regularización extraordinaria que saque de las sombras a miles de temporeros atrapados en el limbo de la economía sumergida.
Avances insuficientes en la erradicación de la precariedad laboral en el campo onubense
Pese a la intensificación de controles e infracciones, desde organizaciones sociales y sindicales se denuncia la persistencia de abusos en el día a día de la recolecta fresera. Y la escasez de inspectores, unida a las trabas empresariales, dificulta erradicar de raíz el fraude.
No obstante, voces como CCOO sí reconocen ciertas mejoras respecto a años anteriores. La situación laboral parece menos degradada que en el pasado, aunque sigue habiendo mucho camino por recorrer para dignificar un sector clave de la economía andaluza.
El reto pasa por garantizar el cumplimiento real de los convenios colectivos. Por asegurar que cualquier persona que contribuya con su esfuerzo al florecimiento de la fresa pueda aspirar a condiciones de trabajo y vida justas. Hoy por hoy, ese objetivo aún parece lejano.
La fresa de Huelva, un manjar agridulce que exige justicia
A la vista de la situación en los campos freseros onubenses, una pregunta se impone: ¿Podemos sentirnos orgullosos de su liderazgo exportador mientras siga sustentándose en la explotación laboral de sus trabajadores?
Huelva alimenta el mercado global de fresas, pero niega derechos básicos a sus propios jornaleros. La explotación ha envenenado un sector que podría y debería ser un motor de prosperidad compartida. En lugar de ello, miles de personas malviven en la precariedad y el miedo.
Ante este panorama, urge actuar. Cada empresa, institución y ciudadano tiene la responsabilidad de exigir un cambio. Las soluciones pasan por aumentar los controles, regularizar a los temporeros y garantizar el cumplimiento de la ley. La dignidad de las condiciones laborales no es opcional, es una obligación irrenunciable.
Sólo cuando los miles de trabajadores y trabajadoras que sostienen la fresa onubense dejen de sufrir abusos e injusticias, esta industria será realmente admirable. Mientras campos y bolsillos sigan fertilizados a costa de derechos pisoteados, su mayor riqueza, la fresa, tendrá el sabor amargo de explotación. Aún estamos a tiempo de endulzarla con el sabor de la justicia.
Fuente: https://www.publico.es/
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