Quince mujeres migrantes, trabajadoras, estudiantes, refugiadas políticas, de diferentes países con diferentes historias y trayectorias se reúnen para hablar, dándose cuenta que tienen un fondo en común: sus problemas y obstáculos. Las experiencias recogidas en este proyecto pueden verse en la exposición virtual “No somos un caso aislado”.
La exposición virtual “No somos un caso aislado”, también cuenta con actividades complementarias, como seminarios y un canal en YouTube con todos los vídeos.
«Cuando nos juntamos y empezamos a contar nuestras historias, nos dimos cuenta que, en general, vivimos lo mismo. Todo el debate fue un proceso interno muy enriquecedor que a ratos nos hizo reír y a ratos rabiar», cuenta Carolina Durán Mcnisch, quien llegó a España en 2017 desde Colombia.
Entre los problemas comunes se encuentran son las dificultades para regularizar la situación. «Las trabas que te imponen para conseguir los permisos de residencia y trabajo, la validez de los títulos, todo, es enorme», explica la mexicana Lolita Jacinto.
«Es que la Ley de Extranjería es enormemente racista porque solo afecta a quienes venimos del sur global, los que llegan del norte tienen otra ley«, comenta la ecuatoriana Paola Larco.
Pero además de cuestiones burocráticas, estas se enfrentan al miedo a la policía, el cual no se acaba al obtener los papeles.
«Este racismo institucional que, al mismo tiempo, alimenta el racismo social que se traduce en estereotipos, como que si eres latina es que vienes a buscar marido o que eres muy caliente«, cuenta Larco. A Lolita Jacinto le dijeron en una entrevista de trabajo que no la contrataban porque al marido de la entrevistadora «no les gustaban las mujeres de color«.
Uno de los problemas más repetidos en todas las entrevistas generados por los estereotipos, es el laboral. «Da igual lo que estudies o lo que te esfuerces, que siempre acabas abocada a trabajar en los servicios», cuenta Jacinto.
Otro de los obstáculos es el llegar a una sociedad nueva con costumbres a las que a veces es difícil adaptarse. Durán ha centrado su testimonio en el sentimiento de pérdida: «Mi madre murió mientras yo estaba aquí. No pude regresar a despedirla y fue muy doloroso, sientes una culpa tremenda”.
«En los talleres, las compañeras refugiadas políticas contaban como ellas marchaban sabiendo que nunca más podrían volver, en cierta forma ellas ya se despiden solo con emigrar», agrega.
FUENTE:
https://www.publico.es/sociedad/migrantes-exposicion-recoge-testimonio-mujeres-migrantes.html
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